lunes, 30 de julio de 2012

Chata...

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Llega un punto del año, o en realidad varios puntos quizás en los que siento que el  cuerpo empieza a gritarme desaforadamente que baje un cambio...
Ese exacto punto en el que al verme reflejada en el espejo ya no noto puntos para criticar de mi abdomen, si no más bien huecos, filos y recovecos... coincide también con la sensación de que la espalda (tan curvada) va a comenzar a vencerse por el peso mismo de mi enorme cabeza, que está repleta, con menos redondeles y más hendiduras, que el tutor mismos de mi cuello parece sucumbir al gigantesco peso de la masa encefálica... es decir el punto mismo en que siento que nada de lo físico está soportando sino que por el contrario parece arrastrar consigo todo lo que me queda de cordura, de aire, de carne, de realidad real y no esta ficción que modelo a mi antojo.
Y todo pasa pero como me gustaria no llegar a estos extremos en que me pase factura la ingratitud del cuerpo... se que no lo cuido en lo más mínimo y tal vez por eso también me castigue haciéndome tan débil...
Como me gustaría ser como esas deportistas de los juegos olímpicos, mentes sanas en cuerpos sanos, rígidos, sólidos, estables... sin duda no me bancaría la presión....
Será que tal vez la vida es como todo esto que estoy estudiando para rendir el viernes, que hay que aprender a controlar las cargas, de lo contrario el sistema falla porque no se lo banca y pierde y hayyy de la inconsistencia y de la trama! que hacemos con un procesamiento deficiente, si aunque seamos más veloces nos falta un poco de esencia!!!
Así que nada de algoritmos de cubo colgante.... a remarla, a multiplexar y sincronizar... a ocupar canales y a no olvidarme que sin la capa física todo el modelo se desmorona... allí por donde viajan los impulsos, las señales, los bits... se encuentran las bases de todo lo demás con lo que sin ello, tampoco somos nada...
Que complejo... para yo sentirme tan CHATA

miércoles, 4 de julio de 2012

Adiós

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y quiso la vida, o la muerte, que este sea otro miércoles de llovizna, otra vez ese estremecer, esta vez un poco más calmo, más maduro, más procesado... pero no por eso poco doloroso...
A diferencia de aquel otro miercoles me mantuve estoicamente en eje, va eso pienso yo, tal vez no fue así y este malestar físico no sea más que el reflejo de un alma hachada.
Pero aunque vino la nausea sobrevino en mi una especie de sensación de pilar, de ancla a tierra y de roca que sostiene, tal vez por eso aún me costo despedir alguna lágrima, y creo que si vino fue más asociada a aquella que a esta vez.... a aquel dolor con partida abrupta.
Quizás puede procesarlo, hacerlo parte, entender el ciclo, valorar lo obtenido, lo vivido, y las elecciones...
perdonar cosas, perdonarme.


Y así te dejo ir, que seas luz, que vayas hacia un lugar mejor, donde nada te duela, donde todo te sea placentero, donde no reniegues, donde puedas hacer bromas, te dejo que vayas a algún andén ahí por donde pase el ferrocarril Belgrano, que te lleve, lejos a Chaco a Santiago, que te muestre la Laguna del Cristal que nos quedó pendiente, pero no como está ahora turbia, que te la muestre mansa y clara, que te lleve a La verde a que pesques algo, que te pare a comer mollejas y costillitas de cerdo, y que te lleve a ver todo el mundo que te perdiste por decisión, las montañas, el mar, el sur...


Te dejo ir, pero no te olvido en nosotros siempre vas a estar presente, vas a ser mi nono, mi abuelo pícaro que regala caramelos, que me hacía que lo llame tio enfrente de la kiosquera, que me llevaba a dar interminables paseos y a hacer los mandados, el que tocaba la guitarra (aunque no te escuche mucho)... al que veía poco pero quería mucho... te dejo ir con un tango de  fondo...


Ojalá allá arriba te encuentres con los que querés... que te reciban bien, que no esté tu abuela mala jaja
y de paso si lo ves mandale al tio un beso muy grande y decile cuanto lo extrañamos 


quiso la vida que te vayas el mismo día que piazzolla... y yo hoy no puedo dejar de cantar Adios nonino


y ahora si, despues de vaciar el alma fluye en mi las lagrimas que solo saben del adios