miércoles, 24 de agosto de 2011

Ella

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Le pusieron tanto vinagre a sus heridas
que aunque ardieron como un fuego
cicatrizaron más rápido de lo esperado.

Vertieron tanta sal sobre sus penas
que las lagrimas cristalizaron
se hiceron roca y callaron.

Martillaron tanto tiempo su cuerpo
que se hizo coraza, caparazón frío.
Las rosas son más rojas esta vez.

No hay azahares esta primavera,
solo destilan los sahumerios
que encienden los turbios.

Se oscurece la ciudad y los mares
y ella camina las baldozas
con mas convicciones que certezas

Pero ya no teme, ni grita, ni llora
es miel en estado sólido,
y eso, eso es lo que realmente los aterra.